El Castillo de El Burgo o de Miraflores se encuentra en la parte más alta del cerro sobre el que se yergue la localidad malagueña de El Burgo, en la vertiente oriental de la Sierra de Lifa, en la provincia de Málaga.
El castillo está absorbido actualmente por el casco urbano, localizándose los vestigios de sus muros y torres entre el caserío (entre las calles Escaloncitos, Calzada y Botica) y la Iglesia de la Encarnación.
El nombre de El Burgo puede provenir del griego purgos (torre), significando en la antigüedad fuerte o castillo de pequeña extensión, proponiendo otros autores su derivación del árabe borg o bords (torre o castillo) e incluso del godo baurgs.
En torno a esta fortaleza gira la historia de la población de El Burgo. Si bien no puede descartarse, ni demostrarse, que sus orígenes fueran como castro céltico, lo cierto es que en el siglo IX, con los inicios de la sublevación de Omar Ben Yasuf, la posición adquiere un intenso y especial protagonismo al construir los mozárabes asentados en ésta y sus alrededores nuevas torres, ampliando su zona de defensa y edificando una iglesia para el culto cristiano. En el año 921 d.C. la fortaleza, tras ser asediada, es tomada por el aún emir Abderramán III. Conquistada la plaza, su alcazaba fue destruida, ordenándose construir una mezquita-aljama sobre la primitiva iglesia.
Posteriormente, en el siglo XIV, convertido el castillo en uno de los más fuertes bastiones que defendían el reino nazarí de Granada, Pedro I de Castilla, después de un largo asedio, logra apoderarse de él, perdiéndolo de nuevo frente a los sarracenos para luego ser recuperado definitivamente con la conquista de Ronda por parte de los Reyes Católicos, quienes ordenaron la reparación total del alcázar, convencidos de la importancia y valor estratégico de la posición, nombrando alcaide del mismo en 1485 a Don Pedro Barrionuevo. Ya en el siglo XVI se levanta la Iglesia de la Encarnación sobre la mezquita-aljama, en el punto más elevado del casco urbano.
El gran terremoto de 1755 infringe serios daños al castillo, sufriendo especialmente sus torres más altas. Y en 1812 sirve de asiento a la artillería francesa.
La fortaleza, de altos y sólidos muros, fue famosa en el s. XV por su belleza e inexpugnabilidad. Disponía en su recinto de numerosos depósitos de agua y una galería subterránea descendía hasta el río, desembocando en el hoy denominado Paseo Acequia del Molino.
Tras los desperfectos causados por el terremoto de 1755 y por las tropas francesas en su retirada de 1812, los restos del castillo han ido reduciéndose cada vez más. En fechas recientes (en torno a mediados o principios del siglo XX) existía aún una parte ocupando una gran extensión, si bien muchas de sus murallas se habían enlazado ya con las paredes de las viejas o nuevas casas, cediendo el interior de sus torres para habitaciones y sus casi cegados aljibes para establos o pajares.
En la actualidad quedan solo restos de las murallas y torres de la otrora magnífica fortaleza de El Burgo, destacando entre éstos algún trozo de lienzo, una torre cuadrada y una cilíndrica que forma parte de una casa.
Aunque se han planteado recientemente varias reconstrucciones del conjunto, ninguna ha llegado a ser llevada a cabo.
Más información en el Ayuntamiento de El Burgo, teléfono 952 216 00 07.
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
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CastillosNet agradece la colaboración de Luis Carlos Gargallo Martínez
Fecha de última modificación: 12/04/2019
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