La atalaya o torre de los Frailes o de los Monjes, se alza sobre una colina a al altura del kilómetro 6 de la carretera que une Badajoz con la localidad de Villalba de los Barros, más conocida como la carretera de Corte de Peleas (BA-022). La torre recibe también el título de Atalaya de Tres Arroyos por estar anexa al Parque de Tres Arroyos, de titularidad municipal.
Durante la dominación almohade de Badajoz, prolongada desde de la toma de la ciudad por los mismos en 1148 y hasta la reconquista cristiana definitiva del enclave en 1230, la antigua Batalyaws fue fortalecida en cuanto a su defensa y dotada de un mayor número de inmuebles destinados a la vigilancia y protección de la urbe, tras haber retrocedido las fronteras andalusíes en referencia tanto al cristiano reino leonés, como al recién creado reino de Portugal.
Además de reforzarse los sistemas defensivos de la alcazaba, se elevaron varias torres vigías desde las que controlar los accesos a la ciudad, comunicados entre sí y entre éstos y la propia Badajoz a través de mensajes cifrados basados en lenguaje lumínico, creado por reflejos solares, o por códigos consistentes en señales de humo producidas por hogueras o teas encendidas.
Actualmente sobreviven los restos de cuatro de estas atalayas: la atalaya de los Frailes, la atalaya de los Rostros, la atalaya de Torrequebrada y la atalaya del camino de Yelves.
La Atalaya de los Frailes se encuentra cercana a la de los Rostros y a la de Torrequebrada, y pudo mantener comunicación visual con ellas desde su posición de vigilancia del flanco suroriental de la ciudad.
La atalaya de los Frailes debió ser construida probablemente a finales del siglo XII, durante el reinado del califa almohade Abu Yaqub Yusuf, o bien algunos años o décadas después de la caída del mismo. Mantuvo su función de comunicación y control de caminos hasta la Guerra de la Independencia (siglo XIX), como el resto de las atalayas.
Se trata de una torre de planta cuadrada y unos 10 metros de altura.
La fábrica de la torre repite las mismas directrices que las del resto de atalayas, así como la de una gran mayoría de edificios almohades defensivos, creados con tapial de barro y guijarros, lucido con cal y arena y reforzada con ladrillo en las esquinas.
Una banda de mampostería de guijarros más gruesa que el propio tapial de los muros circunda la base del torreón.
El acceso a su interior se realizaba a través de una puerta abierta en el flanco occidental y elevada a cierta altura del suelo. Una escalera de madera o cuerda permitiría la subida al torreón, retirándose la misma en caso de llegada del enemigo.
Posiblemente, y como en el caso de la cercana Torre de los Rostros, contó con bóveda en su interior, hoy vacío, y terraza/mirador defendido por almenaje en la parte más superior del inmueble, actualmente desaparecidos.
Es de propiedad privada.
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
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Fecha de última modificación: 27/07/2019
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