Fue fundado por el conde Diego Rodríguez Porcelos en 884 (año de la fundación de la ciudad), bajo el mandato del rey asturiano Alfonso III. Sufrió numerosas destrucciones a los largo de los siglos: Alfonso VII se lo arrebató a los aragoneses, Enrique II lo sitió frente a la resistencia de los judíos, los Reyes Católicos lo usaron para rendir a la Beltraneja, los comuneros se valieron de él para luchar contra las tropas reales, y por último asediado por tropas aliadas. Pero los franceses, en 1813, en su ida volaron el castillo.
El Castillo de Burgos se alza en el llamado Cerro de San Miguel, dominando la población de Burgos.
El castillo de Burgos tuvo un papel importante en la historia de la ciudad. La pequeña fortaleza levantada durante el reinado de Alfonso III, en 884, año de la fundación de la ciudad. Se convirtió en gran alcázar Real, lugar de prisión, y lugar de alojamiento para notables huéspedes. La reconstrucción final del castillo fue a finales del siglo XV o a principios del siglo XVI. En 1813 los soldados de Napoleón lo volaron antes de abandonar la ciudad.
Las murallas de la fortaleza conforman dos recintos concéntricos. El interior está constituido por una muralla de gran potencia (2,30 metros de ancho) con torres distribuidas en su contorno, que actúan como elementos de defensa y contrafuerte. Hay torres de planta circular y rectangular, adosadas a la muralla y exentas (torre albarrana). La torre albarrana se unía a la muralla en su parte superior por un paso de madera o un arco. El recinto exterior es de menor altura y su función es dificultar el ataque directo al recinto principal. Esta muralla se complementa con otros elementos defensivos, como torre, foso y la propia topografía del terreno.
El castillo carece de torre del homenaje, el elemento emblemático de los castillo medievales, y en su lugar se levantó un palacio que sirvió como residencia real (Palacio de Alfonso X). Los viajeros de otros tiempos describen el palacio como un edificio porticado con tres pisos abiertos al patio de armas; el interior esta decorado con motivos estucados mudéjares, algunos de los cuales podemos contemplar actualmente en el Arco de Santa María, entrada principal de la antigua ciudad medieval de Burgos.
El pozo, una verdadera obra de ingeniería medieval, abastecía de agua a los moradores del castillo. Está formado por un cilindro central de 61,5 metros de profundidad y un diametro interior de 1,7 metros, circundado por seis husillos con escaleras de caracol que se comunican entre sí mediante pequeños pasillos concéntricos al pozo, y cuya finalidad era el descenso al fondo del pozo para su limpieza y mantenimiento. Está realizado en su totalidad con sillares perfectamente escuadrados.
Se encuentra en estado de ruina consolidada. Se destina a uso turístico.
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
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Fecha de última modificación: 14/06/2020
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