Montearagón es uno de los castillos históricamente más importantes de España. Fue construido en el siglo XI, cuando los reyes aragoneses organizaron el asedio y conquista de la Huesca musulmana. Luego pasó a ser un poderoso monasterio, pero tras la desamortización empezó su declive que se consumó tras un incendio en el siglo XIX. Tenía dos recintos, destacando el interior por sus 10 torres incluyendo la albarrana.
El Castillo de Montearagón se alza sobre un cerro en el término municipal de Quicena, provincia de Huesca. Se puede llegar a él por la carretera que lleva a Quicena.
Montearagón es uno de los castillos históricamente más importantes de España. Fue estratégicamente construido por el rey Sancho Ramírez y su hijo Pedro para ayudar en la reconquista de la ciudad de Huesca a los musulmanes de la Taifa de Zaragoza. El castillo fue fundado en 1085 y en sus alrededores murió dicho monarca aragonés a causa de una flecha perdida cuando estaba reconociendo las murallas de la ciudad en 1094. Huesca sería reconquistada finalmente en 1096 por su hijo Pedro I de Aragón.
Cumplido el objetivo de la conquista de Huesca, fue refundado como abadía canónica bajo el nombre de abadía de Jesús de Nazaret de Montearagón, convirtiéndose en uno de los monasterios más ricos y poderosos de la Edad Media. Los primeros monjes procedían de Loarre y para asegurarse las rentas, el rey le sometió la nueva villa de Montearagón. Los reyes de Aragón y diversos magnates continuaron favoreciéndolo, y su patrimonio se incrementó en 1391 al comprar por mil florines al rey Juan I de Aragón veinticuatro lugares, de manera que llegó a tener ciento cuatro iglesias y villas bajo su poder. En el siglo XV estaban bajo su jurisdicción los pueblos de Fornillos, Quicena, Loporzano, Santa Eulalia, Castilsabás, Villanueva, Isarre, Antefruenzo, La Almunia de Santa Eulalia, Sipán, Arbaniés, Castejón, Fanlo, Aveniella, Ipiés, Barluenga, Chibluco, Sagarillo, Samper de Espitolar, San Julián, Angüés, Poleñino, Tierz, La Almunia de la Reina, Marcén, Biscarrués y Montmesa.
En 1175 el rey Alfonso II de Aragón concedió a sus habitantes el privilegio de franqueza. El Papa Clemente V otorgó a sus abades el privilegio del uso de la mitra. Sus monjes tenían escaño en las cortes del reino de Aragón y allí reposaron los restos de Sancho Ramírez y de Alfonso I el Batallador hasta su traslado a Monasterio de San Juan de la Peña y al Monasterio de San Pedro el Viejo de Huesca respectivamente.
Durante la Revuelta del conde de Urgel, las tropas mercenarias de Basilio de Génova y Menaut de Favars, al servicio del revolucionario Antonio de Luna y Jérica, atacaron los alrededores de Huesca tomando el castillo, donde se izaron los pendones de Jaime II de Urgel, aunque finalmente fue recuperado por Fernando I de Aragón. El monasterio quedó abandonado hasta 1414, cuando el rey Fernando I de Aragón decidió ponerlo bajo su protección.
La creación del obispado de Jaca y del obispado de Barbastro supuso la expoliación de parte de sus bienes (1571). El obispo de Huesca fue sometido a suspensión y prohibido hasta que en 1609 se restituyó. Para revitalizarlo, en 1599 se instaló una nueva comunidad de tan solo cinco miembros, continuando la sucesión abacial hasta 1792.
Su declive comenzó con la desamortización (siglo XIX). Fue vendido por muy poco dinero, y 10 años más tarde un incendio lo terminó de arruinar.
Aún puede verse su silueta desde gran parte de la comarca, distinguiéndose en ella la torre albarrana, la torre del homenaje y parte del recinto amurallado. Llama la atención el color oscuro de su sillería, de gran calidad.
El castillo continúa siendo un mirador privilegiado de toda la Hoya de Huesca, de la sierra de Guara y del imponente Salto de Roldán, todo esto enmarcado por el telón de fondo de los Pirineos.
Contaba con dos recintos, destacando el recinto interior con sus 10 torres, incluyendo una torre albarrana.
Su planta es bastante irregular pero se asemeja ligeramente a un hexágono con un eje este-oeste de 100 metros y un eje norte-sur de 55 metros.
En el Museo Diocesano de Huesca se conserva el magnífico retablo de Gil Morlanes el Viejo (1506).
Se encuentra en estado de ruina progresiva. Actualmente, la Administración Central y la Asociación de Amigos del Castillo de Montearagón, buscan una utilidad para los restos de la fortaleza, indispensable para que la rehabilitación del monumento que se está llevando a cabo sea efectiva. Recientemente se han iniciado obras de restauración.
Es propiedad de la Asociación de Amigos del Castillo de Montearagón.
Fue declarado Monumento Nacional en 1931.
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
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Fecha de última modificación: 19/04/2021
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