El Castillo de Murla se encuentra al final de la calle Diputación Provincial, al sur, de la localidad de Murla, en la comarca de La Marina Alta de la provincia de Alicante. El panorama desde el Coll de Rates es magnífico, pues se divisa todo el valle del río Pop o Jalón, cuya entrada, paso obligado para las comunicaciones entre las comarcas de L’Alcoià y La Marina, controlaba el castillo.
Los orígenes del castillo se remontan probablemente a los primeros siglos del Islam, aunque también se han encontrado restos romanos. Según relata la Gesta Roderici Campidoti, que pasó la Pascua de 1090 junto a la comunidad cristiana aquí existente, Pop fue muy posiblemente reconstruido por el Cid Campeador en sus correrías por estas tierras.
Murla y su castillo fueron conquistados por Jaime I con un pacto de vasallaje por el que el caudillo islámico Al-Azraq mantuvo el señorío.
En 1262 se creó el municipio, siendo su primer señor el infante Pedro. Fue señorío de los Martorell hasta su permuta con el señorío de Xaló. Posteriormente pasó a ser propiedad de los Duques de Gandía y Condes de Oliva.
Durante la sublevación morisca fue escenario de violentos enfrentamientos y cruentas represalias a cargo del Tercio de Nápoles.
En el siglo XVI, las piraterías y ataques de los corsarios de Barbarroja, que incendieron el templo parroquial, determinó a los Duques de Gandía a ceder el castillo para habilitarlo como iglesia parroquial, lo que modificó en gran manera su antigua fisonomía.
Los restos del castillo de Murla forman conjunto con la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel, aunque se discute si el templo original se construyó posteriormente o al mismo tiempo junto a las fortificaciones.
El castillo es una sólida construcción es de planta rectángular en la que destacan sus dos torreones cilíndricos, situados en ángulos opuestos. Una de las torres está preparada para sacristía y rematada con almenas. La otra torre ha servido para levantar el campanario de la iglesia. Los muros son macizos y presenta aspilleras y troneras.
Su fábrica es de mampostería.
El castillo fue transformado en iglesia, pero mantiene todavía su aspecto de fortaleza. Tanto el castillo como la iglesia se encuentran en buen estado de conservación, mostrando un impecable aspecto y una insólita figura por la antigüedad de su traza.
Las recientes obras en el templo permitieron sacar a la luz algunos de los elementos de esta antigua fortificación (receptáculo del contrapeso del puente levadizo de su acceso principal, pozo de captación de aguas de la fuente situada en la falda del monte del Caballo Verde, fosas familiares y comunes del interior del templo...).
La caída del campanario, el 1 de mayo de 1990, ubicado sobre una de las dos torres gemelas del castillo, permitió reconstruirla y devolver al monumento su aspecto original.
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
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Fecha de última modificación: 28/11/2023
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