Castillo del Cid en Fortanete, Teruel

Situación

El Castillo del Cid se levanta sobre una pequeña plataforma rocosa situada a unos 6 kilómetros al norte de la localidad de Fortanete, provincia de Teruel, desde donde se puede contemplar una grandiosa vista panorámica de todo el valle de Mercadales.

El castillo es de muy difícil acceso. Los primeros metros hay que ir por una pista forestal hacia la masía de la Capellanía, descender hasta ella y pasar junto a una fuente con numerosos abrevaderos, bordear el edificio y ascender unos metros entre campos de cereal de secano. Después se sigue por la pista forestal, que termina a los pocos metros de ascender un ribazo y a partir de ahí se continúa por un camino más estrecho entre pinos silvestres. Tras un descenso continuado por la ladera de la sierra de la Cañada, se alcanzan los restos del antiguo castillo del Cid.

Historia

Su datación histórica es un enigma. Por los restos constructivos de su interior y los escasos fragmentos de cerámica encontrados, podría tratarse de una fortificación de época hispanomusulmana. Su perfil fortificado y los topónimos que lo rodean, lo convierten en punto de paso relevante del Campeador. Es muy probable que este castillo roquero existiese ya en la época de las campañas del Cid durante el siglo XI, de donde le vendría el nombre. En las inmediaciones se encuentra también la Senda del Cid, además existe el topónimo del Cid en las vecinas poblaciones de La Iglesuela y Villafranca.

Debió ser una construcción militar no habitada de forma permanente, un puesto de vigía apenas guarnecido salvo en caso de guerra. Existen documentos que citan a este castillo en el límite de la donación de unos territorios que hace Alfonso II en 1194 a la Orden Militar del Santo Redentor.

Descripción

Se trata de un castillo táctico de pequeñas dimensiones y planta irregular condicionada por el terreno, donde las fuertes pendientes que hacen difícil la escalada y las rocas del talud colaboran como elemento defensivo.

La cara sur conserva un lienzo de muralla de unos 30 m de largo y un metro de grosor que baja escalonado por la fuerte pendiente existente. En este lienzo sobresalen tres cubos o torreones de planta redondeada. La cara norte está delimitada por un talud natural de roca caliza que da sobre el barranco del Corral de la Hoya. Hacia el oeste se inclina en una fuerte pendiente que, a pesar de no haber quedado apenas vestigios, es posible que cerrara el recinto uniendo el talud con la muralla. La puerta quizá estuvo situada en el lado este, aprovechando un paso entre las rocas.

Protección

Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

Alrededores

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