La Fortaleza de la Mota se alza majestuosa sobre la cumbre del Cerro de la Mota, de 1033 metros de altitud, dominando en altura el actual poblamiento de la localidad de Alcalá la Real, en la comarca de Sierra Sur de la provincia de Jaén.
Uno de los elementos que figuran en el escudo de Alcalá la Real es una llave, una clara referencia al papel que la fabulosa elevación de La Mota ha conferido a Alcalá la Real, el valor estratégico, aprovechado desde tiempos remotos, de ser puerta entre el valle del Guadalquivir y la vega granadina. Los primeros vestigios de la presencia humana datan del Neolítico, en el III milenio a.C. También hay restos de época romana, como los encontrados en La Tejuela, de donde destaca sobremanera una estatua de Hércules expuesta en el Museo Arqueológico Nacional.
Durante época islámica las ventajas de este enclave fueron aprovechadas al máximo, convirtiéndose Alcalá en una importante ciudad fortificada de al-Ándalus. En el siglo VII la ciudad fue fortificada y en el siglo XI alcanzó su máximo esplendor bajo la autoridad de la familia Banu Said. Cambió varias veces de nombre según el grupo étnico que la gobernaba, pero siempre estaba precedido por la voz árabe Qal'at, que designa a una población fortificada. Los dos primeros nombres con los que aparece citada en las fuentes son Qal'at Astalir y Qal'at Yahsub, y el último Qal'at Banu Said, clan impulsor de la cultura alcalaína y del que destacaron varios miembros en la literatura y la política. Además de esta fortaleza, la estructura defensiva se completaba con un gran número de atalayas, de las que se conservan unas quince.
Desde su primera ocupación por Alfonso VIII en 1213, las luchas entre granadinos y castellanos se sucedieron por el dominio de esta plaza. Fernando III y Alfonso X la conquistaron, pero en ambas ocasiones volvió a ser perdida. La toma definitiva en el año 1340 por Alfonso XI, dejó a éste en puertas del Reino de Granada, y siglo y medio después los Reyes Católicos partieron de aquí para la conquista de la capital nazarí. El castillo de la fortaleza fue reconstruido en el siglo XVI.
Por todo ello no es de extrañar que el lugar se convirtiera en un importante baluarte cristiano, tanto que tras la conquista se fundó una Abadía de Patronato Real, con singulares privilegios. La ciudad gozaba de estatuto especial, y sus vecinos contaban con cartas y fueros con privilegios y exenciones de tributos. El deseo expreso del monarca hizo que la por entonces Alcalá de Benzayde cambiase de nombre por última vez y se llamara Alcalá la Real.
Los principios políticos, sociales e ideológicos de la cristianización no sólo transformaron el nombre, sino también la fisonomía de la ciudad, tanto sus espacios como sus edificios. Se ampliaron las estructuras defensivas y se erigió en el arrabal viejo la Iglesia de Santo Domingo de Silos, patrono de la ciudad. Al mismo tiempo comenzó la construcción, sobre los cimientos de la antigua medina, del principal símbolo político y religioso de la nueva ciudad cristiana, la Abadía.
Tras la conquista de Granada en el año 1492 la ciudad entró en una etapa de apogeo y esplendor. El rápido aumento de la población hizo que las casas desbordaran los límites de la ciudadela y la ciudad se expandiera faldas abajo de la Mota, así como por las laderas del monte de las Cruces y el monte el Llanillo, en un proceso que continuó durante los siglos siguientes hasta el abandono total del monte.
La fortaleza, a la que se accede por la Puerta del Hierro, una monumental puerta en herradura situada entre dos torres unidas por un arco ojival, conserva en su recinto amurallado una gran torre del homenaje en su lado norte, y otras dos de menor importancia.
Además de la puerta principal, en el conjunto de alcazaba y ciudad se abrían varias puertas: Puerta de las Lanzas, Puerta de la Imagen o de Sana María, Puerta de Aguilera, Puerta del Peso de la Harina o Arco de la Plaza, Puerta del Arrabal, Puerta de Herrera, Puerta de Martín Ruiz, Puerta de Granada, Puerta Zayde, Puerta Nueva o de San Bartolomé, Puerta de Santiago y Postigo del Arrabal Viejo.
De las siete puertas que tuvo la ciudad sólo se conservan la Puerta de las Lanzas, la Puerta de la Imagen y la la Puerta del Peso de la Harina, que limitan con la muralla del Arrabal de Santo Domingo, donde se construyó la iglesia románica y renacentista del mismo nombre sobre una mezquita anterior.
A la alcazaba musulmana pertenecen los vestigios de la época medieval más importantes del recinto, constituido por un conjunto de tres torres en torno al Patio de Armas: la Torre de la Campana, la Torre Mocha y la Torre del Homenaje.
En una de las intersecciones entre los recintos superior e inferior se encuentra la Torre de la Cárcel.
El barrio militar, presidido por la Alcazaba, ocupa el nordeste del cerro que corona la cumbre de la enriscada elevación sobre la que se asienta la ciudad. Se trata de una superficie peñascosa y abrupta con grandes y escarpados desniveles rocosos que, justamente en ese punto nororiental, alcanza su mayor altura, superando los 1.033 metros. El barrio, conformado por la Alcazaba y un extenso patio de armas exterior, estaba separado del resto de la población por una muralla interior, hoy desaparecida.
En el interior de la fortaleza, entre los siglos XVI y XVII, los famosos artífices Velasco y Aranda levantaron la magnífica Iglesia Mayor Abacial, hoy parcialmente arruinada. En ella se dan cita una mezcla de estilos constructivos, desde el gótico, de bóvedas de crucería estrellada, pasando por el plateresco presente en la ornamentación de los paramentos con conchas, rosetas, capillas y hornacinas. Por último el sobrio y austero Renacimiento de las puertas del Perdón, Portada Sur, del Cabildo y de la Sacristía.
En la actualidad, la fortaleza de la Mota constituye un importante conjunto arqueológico, cuyas excavaciones han dejado al descubierto la doble funcionalidad de este enclave, la estratégico-militar y la religiosa-funeraria. De la primera dan testimonio dos aljibes y restos de una importante muralla romana construida a soga y tizón. La función religioso-funeraria está presente en los diferentes sistemas de enterramiento de las civilizaciones que habitaron este solar. Desde los excavados en la roca, probablemente visigodos en su origen y posteriormente reutilizados por los musulmanes, hasta los últimos de la época cristiana, realizados ya en criptas.
Actualmente se están llevando a cabo importantes obras de rehabilitación de este conjunto monumental. Tanto la alcazaba como la Iglesia Mayor Abacial albergan salas museo donde se exponen restos arqueológicos.
Información sobre horarios de visita y tarifas en http://www.museoalcalalareal.com/horarios.php.
Alcalá la Real fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1967.
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
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Fecha de última modificación: 26/08/2024
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