La Isla de Tarifa, conocida también como Isla de las Palomas desde el siglo XIX, se encuentra frente al municipio de Tarifa, provincia de Cádiz, en el extremo sur de la península ibérica.
La Isla de Tarifa, una de las zonas naturales más singulares del Estrecho de Gibraltar, se formó sobre un yacimiento fosilífero de calcarenita conocido como roca ostionera. La formación geológica data de antiguos fondos marinos con depósitos de conchas de moluscos. En su lado norte, cerca de la entrada, esta calcarenita se superpone a una capa de areniscas silíceas, alcanzando la cota máxima de 10 metros sobre el nivel del mar, desde donde desciende hacia el sur hasta la Punta Marroquí, extendiéndose en un arrecife intermareal que emerge con las mareas.
La isla ha sido un punto de referencia desde la antigüedad, cuando navegantes fenicios, griegos y romanos la asociaban con el mítico paso de las Columnas de Hércules hacia el océano desconocido. Durante la época fenicia, fue utilizada como necrópolis y posiblemente como santuario sagrado para divinidades marinas. En época musulmana, fue llamada al-Qantir, la cantera, por el geógrafo al-Idrisi en el siglo XII, debido a la extracción de piedra calcarenita empleada en la construcción de fortificaciones en todo el Estrecho, especialmente durante el califato Omeya. Esta actividad continuó hasta el siglo XIX, alterando la estructura de la isla y borrando muchos vestigios antiguos.
En 1588, bajo el reinado de Felipe II, se erigió en la isla una torre almenara troncocónica como parte del sistema defensivo de la costa. En 1798, se construyeron tres baterías y, en 1808, la isla se unió al continente mediante un arrecife artificial, facilitando la defensa y creando fondeaderos seguros. Durante la Guerra de la Independencia, la isla fue escenario de un fallido asedio francés entre 1811 y 1812. Posteriormente, durante todo el siglo XIX, se reforzaron sus defensas para consolidarla como una fortaleza. El Faro de Tarifa, el primero en el Estrecho, fue encendido provisionalmente en 1813 sobre la antigua torre almenara y definitivamente en 1822.
En el siglo XX, especialmente durante la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, se renovó el sistema defensivo en esta zona estratégica. La isla mantuvo presencia militar hasta 2001, tras lo cual albergó un Centro de Internamiento de Extranjeros. Desde 2022, está abierta a visitas y se encuentra protegida como parte del Parque Natural del Estrecho y declarada Bien de Interés Cultural.
Geología y relieve intermareal: La Isla de Tarifa tiene una superficie de 22,7 hectáreas, con una altura máxima en el norte que desciende suavemente hacia el sur hasta la Punta Marroquí, el punto más meridional de Europa. Está formada principalmente por piedra calcarenita, conocida localmente como roca ostionera debido a los fósiles de moluscos presentes en estos antiguos depósitos marinos. En la zona norte, cerca de la entrada, esta calcarenita se superpone a formaciones de areniscas silíceas. La isla presenta un relieve único, con zonas intermareales que muestran plataformas de abrasión marina, escarpadas crestas, marmitas de gigante y chimeneas naturales. En el frente norte y el lado occidental, donde la altura es mayor, los bloques de piedra son socavados y fragmentados por el mar, formando acantilados de aspecto accidentado.
Infraestructura y vistas: Además de su geología particular, la isla cuenta con un faro que es visible desde la costa y se ha convertido en un símbolo del lugar, ubicado sobre la antigua torre almenara. Junto a la entrada, se conserva un antiguo puente, hoy fijo, que antaño funcionaba como levadizo. Desde muchos puntos de Tarifa, el perfil de la isla es visible, y su cercanía a la ciudad la convierte en un sitio frecuentado tanto por locales como por turistas. La isla ofrece excelentes vistas del Estrecho, siendo un lugar privilegiado para observar el tránsito de aves migratorias y especies marinas.
Fauna aviar y migratoria: La ubicación estratégica de la isla en el Estrecho de Gibraltar la convierte en un punto excepcional para la observación de aves marinas y migratorias. La gaviota patiamarilla (Larus cachinnans) es la especie más común, nidificando regularmente en este lugar. Durante los períodos de migración, los vientos favorables permiten observar miles de aves rapaces, planeadoras y especies pequeñas que cruzan el Estrecho. Además, la isla es un corredor migratorio para cetáceos como el delfín común, el calderón común y el rorcual común (Balaenoptera physalus), así como para peces como el atún rojo (Thunnus thynnus), mariposas y quirópteros.
Vegetación y fauna terrestre: La superficie árida de la isla, influenciada por fuertes vientos, humedad y alta salinidad, limita la vegetación a endemismos resistentes como la siempreviva (Limonium emarginatum) y el hinojo marino (Crithmum maritimum), ambas especies de pequeño porte adaptadas a condiciones adversas. La fauna terrestre es escasa, con presencia de pequeños reptiles y coleópteros.
Ecosistemas marinos y biodiversidad subacuática: Los fondos marinos en torno a la isla descienden abruptamente, creando hábitats diversos y ricos en vida marina. Esta área alberga una variedad significativa de especies, incluyendo peces, esponjas, corales, cnidarios, equinodermos y moluscos como nudibranquios, bivalvos y gasterópodos, además de diversas algas como las laminarias. En las plataformas costeras, la biodiversidad es notable, con especies protegidas como algas calcáreas, erizos de mar, percebes y la lapa Patella ferruginea, una especie catalogada en peligro de extinción que se encuentra en las zonas más expuestas al oleaje. La riqueza marina convierte a la isla en un atractivo punto de interés para el buceo, especialmente por los numerosos pecios recientes señalizados que forman un conjunto patrimonial subacuático complementario al interés natural de la isla.
La Isla de Tarifa conserva elementos defensivos y su infraestructura histórica en condiciones adecuadas para las visitas. La reciente apertura al público en 2022 y el establecimiento de un Centro de Interpretación por el Ayuntamiento de Tarifa facilitan el acceso y la comprensión de su riqueza histórica y natural. Además, los fondos marinos que rodean la isla poseen una biodiversidad significativa. La abrupta pendiente submarina crea hábitats ideales para la fauna marina y atrae a buceadores por sus ricos ecosistemas y los pecios cercanos señalizados, representando un importante recurso natural y turístico.
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
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Fecha de última modificación: 23/07/2007
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